lunes, 29 de julio de 2013

Introducción

Jesucristo es hoy, sin lugar a dudas, la figura más atacada y discutida en el concierto de los personajes más influyentes de la humanidad. No sólo se discute su historicidad, sino también, cuál fue su misión y quien es realmente.

De un revisionismo que dura siglos, han surgido multitud de Cristos alternativos defendidos por proponentes que los presentan como la versión genuina y definitiva.

Pero, ¿Son estos Cristos verosímiles? ¿Cuál es el verdadero? 

¿Será un mito inventado por Pablo? 
¿Fracasó en su misión como Mesías de Israel?
¿Por qué dijo que no venía a traer paz al mundo sino la espada?
¿Es Jesús otro avatar más, un maestro de la autorealización?
¿Será realmente el Jesús gnóstico del cual habla el Código Da Vinci y el Evangelio de Judas?
¿Fue establecida su condición divina en el concilio de Nicea del año 324?

El presente estudio tiene por fin presentar a la mayoría de los Cristos alternativos y exponerlos a la luz del testimonio histórico y de la Biblia con objeto de extraer, desde los escombros ideológicos vertidos por sus detractores, al personaje autentico.



Introducción

A principios del año 2008 el canal de televisión británico UKTV realizó una encuesta en el Reino Unido entrevistando a 3.000 jóvenes menores de 20 años.

Según los resultados de la misma, para el 23% de los encuestados Wiston Churchill (1874-1965), el gran primer ministro británico considerado un autentico héroe por saber inspirar y dirigir al pueblo ingles para enfrentar a la poderosa maquinaria bélica alemana durante la segunda Guerra Mundial, ¡nunca existió!.

Por otra parte, el 58 por ciento de los encuestados cree que el legendario detective creado por el escritor Arthur Conan Doyle (1859-1930), se paseó realmente por Londres en compañía de su fiel amigo, el doctor Watson, en busca de casos sin resolver.

Considerando que no estamos hablando de personajes con miles de años de antigüedad, sino de tan solo alrededor de un siglo, tanto para el real como para el imaginario, estamos ante un caso verdaderamente dramático de desinformación.

¿Cómo puede suceder esto en tan pocos años?. Este es realmente un fenómeno que se nutre de una actitud sumamente común, algo que los publicistas conocen muy bien:

La gente por regla general es más receptiva a la llana afirmación que al argumento. Prefieren la sencillez de la primera al esfuerzo que requiere evaluar la segunda. Pensar nunca ha sido un deporte muy popular como tampoco lo es investigar la veracidad de una creencia o posición sea esta histórica, científica o ideológica, si requiere el oneroso trabajo de buscar otras fuentes que la corroboren.

Existen por los menos tres formulas para adoptar una posición o creencia:

  1. Por ser una creencia popular. Si la mayoría lo cree, yo lo creo. 
  2. Porque lo sostienen personas autorizadas y de reconocida competencia en dicha disciplina.
  3. Porque he investigado personalmente dicha postura a fin de llegar a una conclusión basada en mi investigación personal sobre la validez o no de la postura en cuestión.

Por lo general las 2 primeras formulas son las favoritas de la mayoría de la gente, incluidos muchos académicos al margen de sus prejuiciamientos. Pocos se dan la molestia de emprender una investigación personal que confirme o desmienta una presuposición inicial sobre algo. Es más fácil recoger el trabajo de otros y asumir sus conclusiones, más aún si van en la dirección de nuestros prejuicios previos, que llegar a ellos por cuenta propia.

No nos debe sorprender, por tanto, que algunas personas, sea por desinformación o por intencionado prejuicio, consideren hoy a algunos personajes históricos como míticos y otros míticos como históricos.

Jesucristo, pese a su enorme legado espiritual e impacto en la historia, no ha sido inmune a este fenómeno de desinformación y manipulación sobre su existencia, misión y doctrina.

El presente estudio tiene por fin refutar estas visiones alternativas de Cristo exponiéndolas a la luz del testimonio histórico y de la Biblia con objeto de extraer, desde los escombros ideológicos vertidos por sus detractores, al personaje autentico.

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